En nuestra sociedad es muy común que llegue el fin de semana, los jóvenes ser reúnan y beban cantidades exageradas de alcohol. ¿Pensamos realmente las consecuencias que puede tener esto para su cerebro y posterior desarrollo?
Hace unos días
la FAD ha “estrenado” una nueva campaña publicitaria relacionada con el consumo
excesivo de alcohol entre los jóvenes. Con él pretender acercar a los jóvenes
las alteraciones cognitivas que pueden cursar con este consumo excesivo de
alcohol. Su eslogan: “Cada vez que te
emborrachas, te vuelves tonto”. Es necesario aclarar que no es que te vuelvas "tonto" sino que principalmente el alcohol afecta a las funciones cognitivas, que son aquellas que nos
permiten desenvolvernos y adaptarnos de manera eficaz y eficiente a nuestro entorno y que
nos permiten ser autónomos. ¿Cómo puede afectar a los jóvenes este consumo tan
“normalizado” en nuestra sociedad llamado botellón?
En los últimos
años se han realizado varios estudios con el objetivo de evaluar las
consecuencias del uso excesivo de
alcohol en los jóvenes. “Googleando” me encuentro con un término que pretende
englobar esta tendencia (ya desde hace varios años) de los jóvenes a ingerir grandes cantidades de alcohol en un
corto periodo de tiempo “bringe drinking”, vamos, lo que los jóvenes llamarían
“botellón”.
El consumo de
alcohol sigue incrementando entre los más jóvenes. Entre el año 2006 y 2010 se
produjo un aumento del 40% entre los jóvenes que consumían grandes cantidades
de alcohol. Generalmente este consumo excesivo se suele producir los fines de
semana y con una duración de 2-3 horas. En este tiempo, el objetivo principal
de los jóvenes es emborracharse en el menor tiempo posible como una forma de “disfrutar”. El alcohol además suele ser especialmente
relevante en el consumo de drogas, ya que suele ser la puerta de entrada para
el consumo de otras sustancias. Son los jóvenes de entre 14-18 años los que
mayor cantidades consumen, coincidiendo con la etapa de la adolescencia y el desarrollo físico y psíquico final que
determinarán las características más importantes de la personas. Además no hay
que olvidar que nuestro cerebro, durante estas edades, aún se encuentra en
desarrollo. Las conexiones cerebrales siguen estableciéndose y mielinizándose hasta
pasada la adolescencia y las funciones ejecutivas presentan su mayor exponente
de desarrollo en esta etapa. Por lo que
un consumo excesivo de alcohol, interferiría en el desarrollo cognitivo de
nuestras funciones cerebrales, ¿de qué manera?...
El Síndrome de
Korsakoff es un trastorno que se caracteriza principalmente por un consumo
continuado de alcohol,
provocando una afectación principal en el lóbulo temporal afectando así a la memoria de la persona. La persona parece estancada en un periodo previo y
es incapaz de aprender nuevas informaciones. Este trastorno, es un ejemplo de
lo que el alcohol puede provocar en nuestro cerebro, aunque no es común que
aparezca en personas jóvenes.
En los estudios realizados con personas jóvenes
que practican el “botellón” se han visto algunas secuelas cognitivas como son:
- Menor volumen del hipocampo.
El
hipocampo es una estructura cerebral cuya función principal es la memoria y el aprendizaje, Es decir, que el
consumo excesivo de alcohol por ejemplo, puede afectar en los estudios
académicos de la persona.
- Alteraciones en la corteza prefrontal.
Esta
estructura cerebral estaría relacionada con las funciones ejecutivas que hemos
señalado anteriormente. Durante la adolescencia y principio de la edad adulta,
estas funciones se terminan de desarrollar. Cualquier factor puede influir en
una alteración en el mismo. Además está área cerebral se encarga del control
motor. A nivel general, con un consumo excesivo y continuado podrían
presentarse a largo plazo alteraciones en el comportamiento (dificultades en la
inhibición, impulsividad, autocontrol…),
alteraciones en la planificación/organización, disminución de la
atención, alteraciones motoras (en la coordinación y ejecución correcto de los
movimientos)…
- Alteraciones del estado de ánimo.
Cómo
es sabido el alcohol es una sustancia depresora. El riesgo de de depresión
entre personas que practican el “bringe drinking” es seis veces mayor. Aunque
inicialmente el alcohol provoque un estado de euforia, posteriormente da lugar
a un estado anímico depresivo que afectaría al funcionamiento del hipocampo,
inhibiendo el nacimiento de nuevas neuronas en esa zona. De hecho, aquellos
jóvenes que empiezan a beber de forma temprana tiene un hipocampo de menor
tamaño.
El deterioro que
se presente tras este consumo de alcohol es muy heterogéneo, ya que dependerá de
varias variables como la cantidad de alcohol consumida, los antecedentes personales y familiares,
patrón de consumo…Principalmente, los investigadores indican que es el periodo
de abstinencia lo que genera estas alteraciones cognitivas. En el estudio
“Actividad Prefrontal y alcoholismo de fin de semana en jóvenes “(García-Moreno, Expósito, Sanhueza, & Angulo , 2008) se
concluyó que el consumo de alcohol de “fin de semana” produce una disminución
en la ejecución de las tareas ejecutivas en comparación con el grupo control.
Indican que una sola borrachera o un par de días consumiendo alcohol de manera
excesiva pueden ocasionar neurodegeneración de determinados circuitos
cerebrales y provocan alteraciones cognitivas.
García Moreno, LM., Expósito, J., Sanhueza, C & Angulo, MT. (2008). Actividad Prefrontal y alcoholismo de fin de semana en jóvenes. Adicciones, 20 (3), 271-280.
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