La comunicación es una pieza clave en
nuestra condición humana. Somos seres sociables, que nos gusta relacionarnos.
Imaginar por un momento que sufrimos una lesión cerebral localizada que nos
afecta a determinada área cerebral encargada de una función del lenguaje y que,
a partir de ese momento, toda nuestra comunicación, nuestro uso del lenguaje,
nuestra comprensión del mismo, se ve afectada... ¿Cómo nos sentiríamos?
Las personas afectadas de Afasia (pérdida o alteración adquirida
del lenguaje debido a una lesión cerebral) se caracterizan por presentar errores
en la producción verbal, en la comprensión y la presencia de dificultades en la
denominación. Si nos centramos en el lenguaje, según el área lesionada se
pueden presentar diferentes tipos de afasia. Las más comunes son la Afasia de
Broca y de Wernicke.
La Afasia de Broca (motora) se caracteriza por un habla poco fluida; a
la persona le cuesta encontrar las palabras, nombrar un objeto, un nombre… Ante
la presentación de diferentes elementos la persona los denomina de forma
errónea mezclando letras, omitiendo y alterando el orden de las sílabas,
incluyendo letras que no forman parte de esa palabra. Su lenguaje es
agramatical caracterizado por una disminución de preposiciones, artículos… Además
presenta grandes dificultades en la repetición. Su comprensión se mantiene
preservada aunque con ciertas dificultades y en la mayoría de ocasiones
presenta dificultades en la escritura, usando letras muy grandes, pobremente
formadas y con omisiones.
En la Afasia de Wernicke (sensorial) la persona se caracteriza por una incomprensión
del lenguaje, y aunque mantiene un habla
fluida, tiende a decir palabras sin sentido y
sin ningún tipo de control. El paciente no es consciente de sus errores y su producción es excesiva. Obviamente, la
repetición del paciente con afasia de Wernicke estará completamente afectada. La denominación se ven alteradas, al igual que
la escritura y la lectura. En la afasia de Wernicke es común la presencia de
anosognosia, es decir, la persona no tiene consciencia de sus alteraciones en
el lenguaje, por lo que el trabajo de rehabilitación con estos pacientes es mucho
más complejo. Todo ello hará que la comunicación con una persona con afasia de
Wernicke sea muy complicada y en ocasiones
desesperante para la familia.
Otro tipo de afasia es la Afasia de Conducción, que se llama así
debido a que la lesión se da en la sustancia blanca de las conexiones entre el Área
de Broca y el Área de Wernicke. En este caso la persona mantiene un habla fluida
pero inteligible (al igual que en el caso de la Afasia de Wernicke) y una
comprensión relativamente buena (como en el caso de Broca). ¿Dónde está su
mayor dificultad? La repetición se ve gravemente afectada, sobretodo en la
repetición de palabras sin sentido. Además presentará dificultades a la hora de
denominar objetos, en la escritura y en
la lectura en voz alta.
La Afasia Global se caracteriza por ser pacientes que han perdido completamente
la capacidad de comprender el lenguaje, formular el habla y repetir palabras.
Además de estas afasias se pueden
presentar Afasias Transcorticales (de tipo sensorial, motora o mixta) que
se dan en las vías y conexiones cerebrales adyacentes a las áreas del
lenguaje. Sin introducirnos mucho en
estos tipos de afasia, diremos que se diferencian de la Afasia de Broca
(motora) y de la Afasia de Wernicke (sensorial) por presentar una repetición
preservada y una tendencia a la ecolalia.
Por último, la Afasia Anómica se caracteriza por un habla fluida y gramatical, con
una comprensión y una repetición preservada. Sin embargo, el paciente presenta
grandes dificultades a la hora de encontrar las palabras. Para ello emplean
circunloquios (dar rodeos para explicar la palabra y no nombrarla). Aunque la
anomia es un elemento característico en todas las afasias, se denomina Afasia
Anómica en aquellos casos en que la propia anomia es casi pura, sin la presencia
de alteraciones en otros componentes como la comprensión, la escritura o la
repetición.
Las personas que presentan un tipo de
Afasia (sea de un tipo u otro) suelen llegar angustiadas a la consulta, con un
sentimiento de aislamiento y soledad. “La gente no me entiende cuando hablo” “Soy
incapaz de comprender lo que mis hijos me dicen” “Me aíslan en las
conversaciones y no me incluyen en el grupo…” Mantener una conversación
con una persona afásica puede ser de gran dificultad en ocasiones, y sin darnos
cuenta las vamos aislando. Estas
alteraciones en el lenguaje, además, dificultan el desarrollo de su día a día, impidiéndoles
por ejemplo realizar actividades tan cotidianas como ir a comprar (“Es que no
me van a entender”). Además nunca hay
que olvidar que si la lesión no es muy localizada, pueden presentarse también
alteraciones en otras funciones cognitivas como la memoria, las funciones ejecutivas,
la atención…que también afectarán en el correcto desarrollo de su día a día.
Por ello, es necesario una correcta evaluación neuropsicológica que sea capaz
de detectar cuales son las áreas afectadas de manera que la rehabilitación sea
lo más adecuada posible y trabajar aquellos aspectos más psicológicos que
puedan estar afectando al logro de una mejor calidad de vida.
¿Cómo familiares, que pautas podemos seguir?
A nivel general:
- ·
Incluir
a la persona afectada en las conversaciones.
- ·
Entender
las dificultades que el familiar presenta y no meterle presión a la hora de
conversar.
- ·
Darle
su tiempo y ayudarle en la producción correcta de las palabras.
- ·
Simplificar
el lenguaje: hablar de forma clara, lenta, concisa y directa. Mensajes cortos.
- ·
Evitar
corregir los errores del habla.
- ·
Conocer
a nuestro familiar, él mismo nos dirá mediante gestos, miradas que es lo que
necesita.
- ·
En
caso de una Afasia de Wernicke, indicarle con un gesto cuando es necesario
cortar la producción.
- ·
Comprobar
si el familiar ha comprendido lo que le pedimos (¿Qué es lo que te he pedido?)
- ·
Repetir
la información en caso de que el familiar no haya comprendido la indicación.
- ·
Minimizar
las distracciones. Apagar la radio y la televisión. Intentar dirigirnos a él en
lugares tranquilos y sin mucha gente.
Situarnos delante de él para que se ayude de la lectura de los labios y de las
expresiones faciales y gestuales.
- ·
Usar
señas, láminas, pictogramas, que ayuden a la persona a comprender y comunicarse
mejor.
La familia es una pieza clave en todo
proceso rehabilitador, por ello, nunca hay que olvidar ofrecerles información y
pautas para que la convivencia con su familiar afectado sea lo más fácil posible.