Hoy he estado en
unas Jornadas de Inteligencia Limite que se han celebrado en Zaragoza. Éstas
han tratado sobre las necesidades que presenta este colectivo a nivel
psicológico, educativo, familiar, laboral y en el área del ocio y tiempo libre.
A nivel general, algunas ideas se me han quedado rebotando en mi cabecita
pensante…
Me ha sorprendido como ese colectivo se
encuentra (en palabras de los ponentes y las propias familias) en “tierra de
nadie”. ¡Cuánta razón! No forman parte del colectivo de la discapacidad
moderada o grave, ni forman parte de la población con una inteligencia adecuada
para su edad…Se aburren en las actividades destinadas al colectivo de discapacidad
más grave, les resultan poco motivadoras…Y se pierden en las actividades de las
personas que no presentan discapacidad intelectual, recibiendo muchas veces la
etiqueta de “vago” en las clases. Además los recursos que se encuentran actualmente
en la sociedad van destinados principalmente a aquellas personas con una
discapacidad más grave, quedando de nuevo insatisfechas. Es importante
recordar: Son personas con unas
necesidades específicas, los profesionales y las familias debemos ser la voz de
este colectivo.
La familia
también sufre, no sólo por la falta de recursos, que así es, sino también por
la dificultad en alcanzar el diagnóstico concreto. Es compleja la detección precoz
de la discapacidad intelectual límite. Cuando son pequeños (por ejemplo, con 3
años) se observa un retraso en el desarrollo, pero no una limitación grave. ¿Qué
pasa entonces? Los padres observan las dificultades de sus hijos, y muchas
veces no obtienen una respuesta concreta por parte de los profesionales hasta
la etapa adolescente cuando más se pueden identificar las diferencias con sus
compañeros de la misma edad. Durante todo este tiempo, los familiares van dando
tumbos de un especialista a otro buscando un diagnóstico. Por ello, es
importante que los profesionales sean capaces de detectar este “retraso en el
desarrollo” y sean capaces de identificarlo de manera precoz. De esta manera,
estos niños podrán recibir una atención adecuada. Es importante recordar: La detección precoz es esencial para el
propio niño como para sus padres.
Del mismo modo,
se debe intentar que el ocio y el tiempo libre se adapten a las necesidades y a
las demandas de las personas con inteligencia límite. Es importante conocer sus
motivaciones e intereses, sólo así
lograremos una implicación y una normalización en el ocio. Es importante
recordar: NORMALIZACIÓN.
Me han parecido
muy interesantes los puntos tratados en las jornadas…y me he marchado pensando…¿Por qué desde Martínez Bardají no creamos
un recurso para aquellos niños con discapacidad intelectual límite, donde
seamos capaces de llevar a cabo un correcto diagnóstico y tratamiento?...Así
que me he puesto manos a la obra y ya tenemos diseñado un NUEVO PROGRAMA
adaptado a la discapacidad intelectual límite para niños de entre 6 a 12 años,
buscando siempre la mayor AUTONOMÍA y BIENESTAR PSICOLÓGICO del propio niño y
ofreciendo un ASESORAMIENTO Y APOYO a las familia. ¡Infórmate!
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